En el último año creció un 25 por ciento la demanda de ayuda al 0800 correspondiente al Servicio de Orientación en Ludopatía. Siete de cada mil porteños apuesta compulsivamente. Adolescentes de 17 años piden ayuda.
La ciudad de Buenos Aires tiene una ley de adicciones, la 2.318,
sancionada en 2006. Para la psicóloga Patricia Colace, a cargo de la
Unidad de Seguimiento de Políticas Públicas en Adicciones, "esa norma se
hizo para intentar un abordaje interministerial, pero ni siquiera se
reglamentó".
Es ir a jugar porque se va a ganar, y si se gana se quiere volver, y
si se pierde hay que regresar a recuperar lo perdido. Luego la angustia,
la depresión, la culpa. Es volver a jugar y es volver a perder, la
apuesta, la autoestima, la familia, y en muchos casos, la vida.
"Cuando nació mi hijo, yo estaba en el hipódromo. Él, recién nacido
con una máscara de oxígeno porque tenía problemas respiratorios, y yo en
Palermo gritando a favor de un jockey. El jugador es el tipo más cruel
del mundo", relata Gerardo F., ludópata en recuperación.
"Le firmé a mi mujer una promesa de que no volvería al hipódromo.
Pero volví. Por la depresión que esto me generó intenté suicidarme dos
veces", agrega. Los testimonios recogidos por Diario Z
de jugadores en recuperación y actuales adictos -se niegan a llamarse
ex jugadores, ya que dicen que es una enfermedad de la que nunca se
recuperan totalmente- coinciden en que su vida transcurre en los
límites, y que si bien
todos conocen algún caso de suicidio causado por esta patología, el Estado hace poco. "Nada", exclaman todos.
La psiquiatra Susana Calero, directora del Centro de Asistencia y
Capacitación e Investigación de las Socioadicciones (Cacis), y creadora
del centro para adicciones del hospital Álvarez señala que "en 1995
había un 20 por ciento de mujeres que concurría a tratamientos.
En 2005 subió al 30, y en 2010 trepó a un 45 por ciento. Por otra
parte, los hombres que se acercan a los centros de recuperación son cada
vez más jóvenes. Tenemos casos de chicos de 17 años y muchos que, con
20 y 25, acumulan un vasto recorrido como adictos al juego.
Empiezan a los 16 y a los 20 ya están complicados. Antes arrancaban
de jóvenes, pero venían a atenderse después de muchos años de adicción,
incluso décadas". Cuando la idea del jugador que había en el imaginario
social sólo referenciaba al burrero que iba al hipódromo con la revista
Palermo -la Rosa- bajo el brazo, no se hablaba de ludopatía. Recién en
1994 la Organización Mundial de la Salud la declaró patología.
A diferencia de otras adicciones, la compulsión por apostar subyace
dentro de una actividad legal. Esto explica la dificultad para
detectarla.
Al mismo tiempo, existe una explosión de la oferta. A principios de
la década del 90 en la ciudad de Buenos Aires no existía ningún bingo.
Actualmente hay cinco más el casino flotante Estrella de la Fortuna,
anclado en Puerto Madero. "El auge de la oferta multiplicó la demanda en
sectores juveniles que ven una manera de ganar dinero fácil o les viene
bien para llenar tiempo ocioso", explica Calero.
Este año, el Instituto de Juegos y Apuestas (IJA) porteño realizó un
primer estudio que revela que el 0,70 del total de la población de la
ciudad juega compulsivamente.
La Argentina, además, está en el nivel de los países que más padecen
la ludopatía, como España y Estados Unidos, con entre el 1 y el 2 por
ciento de su población con esta adicción.
En la ciudad existe el
0800- 666-6006 creado en 2005, cuya demanda aumentó un 25 por ciento en
el último año. Un operador de la línea que pidió reserva de su identidad
señala que los juegos más adictivos son los tragamonedas.
"Del monto total recaudado en las salas de juego de la ciudad, la
mitad -48 por ciento- proviene de esas máquinas. En la ciudad de Buenos
Aires funcionan poco más de 5.100 tragamonedas", consigna un informe de
Lotería Nacional.
Uno de los fenómenos más recientes es la aparición de opciones de
juego a través de la web. Esto ha incrementado exponencialmente la
oferta, con el riesgo de que muchas veces quien está delante de la
pantalla puede ser un chico de 13 años, o menos. La oferta incluye desde
tragamonedas y bowling hasta carreras de caballos y ruletas. En la
Argentina, esta modalidad comenzó en 2006. Se estima que en el país
ya
operan más de 150 sitios web de juegos online. "También existe una
cierta idea de convertir el juego en deporte", apunta Calero y agrega:
"Que emitan torneos de póker en un canal como ESPN no es
una casualidad". Estos programas ofrecen la posibilidad de ir avanzando
en categorías y haciéndose un jugador más profesional, barnizado todo
como entretenimiento. Otro fenómeno novedoso es el arribo al país de la
empresa austríaca Bwin, encargada de apuestas deportivas. La recaudación
es multimillonaria.
Lo cierto es que la gran mayoría de los sitios web de juegos y
apuestas funcionan sin regulación legal. Así muchas de estas páginas
comienzan ofreciendo la posibilidad de jugar por dinero ficticio, aunque
la mayoría también ofrece la alternativa de usar dinero real.
Las cartas del estado
La ciudad de Buenos Aires
tiene una ley de adicciones, la 2.318, sancionada en 2006. Para la
psicóloga Patricia Colace, a cargo de la Unidad de Seguimiento de
Políticas Públicas en Adicciones, "esa norma se hizo para intentar un
abordaje interministerial, pero ni siquiera se reglamentó".
Actualmente, la atención al ludópata en los servicios de salud de la
ciudad se reduce a los tres efectores que funcionan desde hace diez
años: un centro de atención dentro del servicio de adicciones del
hospital Álvarez, donde atiende un pequeño grupo de psicólogos; un grupo
de autoayuda en el hospital Rivadavia, que funciona sólo de 8.30 a 12, y
un servicio similar en el hospital Piñero.
Para Colace, esto señala que a pesar del aumento de la oferta y de la
cantidad de jugadores, desde el Estado se mantiene la misma falta de
recursos. Distinta es la postura de Calero para quien los
actuales resortes del Estado son suficientes: "Hay una enorme explosión
de gente jugando, pero esto no necesariamente se traslada a personas que
piden ayuda. El ludópata hasta que no llega a un punto extremo donde
las deudas lo pusieron en la ruina, no pide asistencia.
Para el nivel de demanda que existe, los efectores actuales son
suficientes. Además, de diez personas que llaman al 0800, al hospital
llegan siete y después de la primera entrevista quedan tres".
La Legislatura porteña votó el 1 de diciembre la ley 4.085, impulsada
por el legislador de Unión Federal Daniel Amoroso, que disponía la
creación de un registro de autoexclusión voluntaria a las salas de
juego. Mauricio Macri la vetó, argumentando que violaba las libertades
individuales y era de difícil aplicación. Era una de las medidas
destinadas a disminuir la exposición a situaciones que promueven
prácticas de riesgo adictivo.
El tipo de medidas que reclama la ley de prevención de adicciones
sancionada en 2006. Más allá de este veto, los fondos para llevar
adelante las campañas de prevención son exiguos. En el presupuesto 2012,
se pautó para el Instituto de Juegos y Apuestas una partida de $
308.500.000, de los que $ 279.132.357 se destinarán a cargas salariales y
otros gastos fijos, con lo que no queda mucho dinero para campañas.
Pero
el Ejecutivo, gracias a una resolución de la Corte Suprema de
fines de octubre, podrá cobrarle impuestos al casino flotante. Tras la
resolución judicial, la Administración General de Ingresos Públicos
(AGIP) todavía no indicó cuánto debería cobrarle en concepto de
impuestos atrasados y señaló que le llevaría un par de meses sacar esa
cuenta.
Radiografía de los jugadores anónimos
"Los
primeros 90 días son clave para bajar la ansiedad. Después de ese tiempo
cada uno de los interesados valúa si quiere seguir o no. Pedimos que
el ludópata sea obediente". El relato pertenece a Julio T., integrante
de Jugadores Anónimos, que hoy reúne a 71 grupos en el país y cuya
primera reunión fue el 24 de octubre de 1985. En JA cuando alguien
cumple un año sin jugar se le da una medalla. Hay dos fechas
fundamentales: el día que llegan por primera vez y el lapso de tiempo
que llevan sin jugar. Se autodefinen como una hermandad. Dicen estar
hermanados por la enfermedad. Los miembros de JA asumen que nunca van a
estar recuperados de la adicción. Hasta el último día de su vida serán
enfermos. Un punto crucial, señala Julio, son las crisis que tienen
cuando la ansiedad por jugar se apodera de ellos. "Si alguien del grupo
me llama y me dice: ‘Julito, quiero jugar'. En media hora va a tener a
dos o tres hermanos al lado, sea la hora que sea. Ahora, si me llama y
dice: ‘Julio estoy desesperado, acabo de jugar', es una situación
distinta. En esos casos medio que... cómo decirlo... no digo que lo
reto, pero sí le remarco: ¡¿Y ahora me llamás?! Ya jugaste, qué te
puedo solucionar. Andá al grupo en la semana y vemos." Julio explica que
"todo lo que decimos es en base a nuestra experiencia. No opinamos de
otros grupos. Adicción, por etimología, quiere decir "No hablar". En los
grupos, lo que hacemos es hablar del juego pero también de nuestros
otros problemas. Uno se acerca a JA por la compulsión a apostar
desenfrenadamente, pero con el tiempo te das cuenta de que en realidad
el juego tapa otros problemas de fondo, emocionales". El lema de JA es
"sólo por hoy". Aquí subyace la idea de que lo que se hizo en el pasado
es irreparable y se trata de luchar en el presente, sobre "lo que puedo
modificar".
Tratamientos y enfoques
"En el tratamiento
buscamos la abstinencia total. No va eso de que el jugador juegue menos,
o en ‘forma responsable'. Es un tema neurobiológico que incide en los
impulsos. No puedo decirle a alguien no hagas esto, porque lo que hace
lo hace por ser neurológico. Entonces no debo demorarme y es aconsejable
la medicación", apunta Calero. La postura de otros espacios de
recuperación es distinta. Jugadores Anónimos basa su terapia en la
comunicación y desde la psicología señalan que el proceso puede ser
paulatino y progresivo. "Si alguien tiene un problema con el juego, se
puede ir pautando objetivos. Con la pastilla sólo tapo el síntoma. Te
saco la pastilla y volvés. No se trata de templar la voluntad del
paciente, como se dice usualmente desde la psiquiatría", apunta Colace.
Donde acudir
• Servicio de Orientación en Ludopatía de la CABA: 0800-666-6006.
• Servicio de Asistencia al Juego Compulsivo (Pcia. de Bs. As.): 0800-444-4000.
• Jugadores Anónimos:
4328-0019. Además posee la Línea Vida que funciona las 24 horas y es
atendida por adictos en recuperación: 15-44121-675. O se puede acceder a
su página: www.jugadoresanonimos.
org.ar.
• Servicio de Adicciones del hospital Álvarez: 4611-6666.
• Centro de Asistencia, Capacitación e Investigación de las Socioadicciones: 4816-4801.
Publicado originalmente en Diario Z